domingo, 17 de agosto de 2014

Una mala inversión más allá de lo ambiental

Reconstruir Embalse supondría una suma al menos tres veces mayor a la anunciada por la Nación (1.600 millones de dólares), de acuerdo con la experiencia canadiense, país dueño de la tecnología.

por Mauro Fernández

Reconstruir la Central de Embalse es inconveniente incluso más allá de los riesgos ambientales que representa. En primer lugar, podría suponer una suma al menos tres veces mayor a la anunciada por la Nación (1.600 millones de dólares), de acuerdo a la experiencia canadiense, país dueño de la tecnología Candu, utilizada por la usina cordobesa.

En aquel país, para extender una planta de idénticas características, se esperaba un costo de 4.300 millones de dólares, lo que motivó su cierre. Sería un derroche económico brutal, sólo superado por Atucha II, que insumió más de seis mil millones en sus 33 años de construcción.

Además, según la Agencia Internacional de Energía Atómica (Aiea), el diseño de Embalse no es aconse­jable, ya que comparte propiedades físicas peligrosas con la planta de Chernóbil. Con este antecedente, los números anunciados por la Nación alarman aun más, ya que podrían estar obviándose medidas de seguridad para reducir costos.

Pero esto sólo cae en el terreno de la especulación, porque la Autoridad Regulatoria Nuclear Argentina, que debería tener altos niveles de transparencia con la sociedad, hace todo lo contrario. Por sólo poner un ejemplo, en los últimos cuatro años sólo emitió tres comunicados de prensa.

Más allá de la anécdota, realmente grave es que no se haya adecuado al plan de seguridad post Fukushima de la Aiea, al no solicitar una ­revisión de pares que el organismo internacional consideró clave para evitar desastres como el de Japón.

Como alternativa a los combustibles fósiles responsables del cambio climática, la nuclear tampoco es la mejor solución. La Agencia Internacional de Energía estima que cuadruplicando la flota nuclear podría evitarse un seis por ciento de los gases de efecto invernadero para 2050. Esto llega muy tarde al techo acordado por los líderes mundiales y recomendado por la ciencia especializada. Finalmente, una encuesta de la consultora Mori indica que el 70 por ciento de los cordobeses rechaza la energía atómica y 30 mil personas ya apoyaron un proyecto para desnuclearizar la provincia. ¿Qué espera la Provincia para al­­ menos debatir el tema?

Mauro Fernández es activista de Greenpeace
Fuente:
Mauro Fernández, Una mala inversión más allá de lo ambiental, 17/08/14, La Voz del Interior. Consultado 17/08/14.

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